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Subir y bajar escaleras es uno de los ejercicios más duros que hay y por eso la mayoría de las personas lo evitan si les es posible. La dificultad añadida consiste en al hacerlo, no solamente luchamos contra la fuerza de la gravedad, algo ya de por sí muy importante, sino que al mismo tiempo nos obligamos a un sobreesfuerzo en los músculos gemelos y los pies.
Te damos unos consejos para evitar, en lo posible, ese cansancio extremo y tratar incluso de que el uso de las escaleras se convierta casi, casi, en un placer.
Tienes que subir totalmente derecho, es decir, la postura de tu tronco superior debe ser completamente erguida.
Evita sacar los gúteos hacia atrás, ya que así obliga al cuerpo a inclinarse en sentido contrario para mantener el equilibrio.
No utilizes la barandilla para impulsarte, sino solamente para asegurarte el equilibrio, así que las manos deben estar relajadas.
El impulso se tiene que realizar con los pies, así que procura no apoyar toda la lanta pesadamente en cada peldaño. Si no lo haces así, entrarán en acción los músculos del muslo y el cansancio será mayor.
No balancees las caderas mientras subas.
Es muy importante que mantengas el mismo ritmo desde el principio hasta el final. Si los pisos a subir son muchos imponte un ritmo de subida lento, pero no lo disminuyas. Con la repetición del circuito conseguirás hacerlo a mayor velocidad. Así que es mejor que subas despacio todo el trayecto a que subas muy deprisa los 3 primeros pisos y luego te quedes sin aliento para continuar.
Controla la respiración, y que sea tan rítmica como los pasos.
Cuando bajes la escalera, ten en cuenta que tienes que hacerlo a la misma velocidad que subes, o al menos tan rítmicamente.