FUENTE: http://genial-saludencasa.blogspot.com.es/2010/03/diez-estrategias-inmejorables-para.html
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Hay muchas razones para creer que el cerebro puede proporcionarle toda una vida de felicidad, vigor intelectual y logros satisfactorios basados en el nuevo concepto de que se trata de un órgano en crecimiento, siempre cambiante, esculpido por influencias medioambientales y, sobre todo, por los nutrientes, las vitaminas y los suplementos que lo alimentan cada día.
Ahora bien, por desgracia la dieta típica de los occidentales no conduce precisamente a crear cerebros superiores. Por otro lado, si echamos un vistazo a lo que comemos, nos daremos cuenta de que estamos haciendo casi todo lo que podemos para echar a perder nuestro cerebro. Comemos las grasas equivocadas, que perturban el funcionamiento de nuestras células cerebrales, lo que quizás termina con la muerte neuronal; excesivas cantidades de azúcar, muy por encima de lo que se necesita para alimentar y dar energía a las células cerebrales, enviando demasiada glucosa hacia el cerebro donde reacciona con los radicales libres para quemar literalmente las células cerebrales hasta causarles la muerte, e ingerimos tantas calorías y hacemos tan poco ejercicio, que la mitad de los adultos estadounidenses están catalogados de obesos. Esas sobrecargas de calorías crean más actividad de los radicales libres en el cerebro, condenando así a las células cerebrales a la disfunción y la muerte. Hemos convertido nuestros cerebros en un basurero de la actividad radical libre.
Evitamos el ejercicio que lo llena de energía; dejamos a un lado las frutas y verduras, llenas de antioxidantes, que podrían salvar a nuestras células cerebrales del mal funcionamiento y la destrucción, y con nuestras dietas deficientes nos privamos de preciosos nutrientes tales como las vitaminas del grupo B y la vitamina E, esenciales para un buen funcionamiento mental.
Inducimos daños sutiles y graves en nuestros cerebros debido a la obturación de los vasos sanguíneos, la presión alta, la resistencia a la insulina y los altos niveles de homocisteína, todo lo cual se puede evitar.
Privamos a nuestros hijos de alimentos buenos para la configuración del cerebro y nos olvidamos de estimular nuestros cerebros y los de ellos con la actividad mental adecuada para promover el crecimiento de las células cerebrales y sus interconexiones.
Creo que las pruebas aquí presentadas nos obligan a mirar nuestro propio cerebro con un nuevo respeto y optimismo, sabiendo que su poder y su destino dependen realmente de cada uno de nosotros.
Sobre la base de las amplias investigaciones que se han realizado, a continuación ofrecemos diez acciones cruciales que puede empezar a poner en práctica a partir de ahora para preservar y enriquecer el funcionamiento y la salud de su cerebro.
1. Toma complejos multivitamínicos
Hay pruebas muy convincentes de que tomar dosis modestas de una variedad de vitaminas y minerales es una forma excelente de asegurar el buen funcionamiento del cerebro. Contribuyen a mantener y mejorar el funcionamiento intelectual y el bienestar emocional, probablemente a todas las edades.
Las mujeres embarazadas deberían tomar complejos multivitamínicos naturales (consultar siempre con el médico) que les ayuden a garantizar que tendrán unos bebés sanos. Y sería conveniente que cuando una mujer piensa en embarazarse se prepare para que su cuerpo esté con todas sus células en obtimas condiciones. Puedes leer (*) en el punto nº 6 de este mismo escrito.
Según el doctor David Benton, destacado investigador británico, prácticamente la mitad de todos los niños corrientes en edad escolar podrían mejorar sus índices de CI (Coeficiente Intelectual) tomando complejos multivitamínicos.
Muchos adolescentes y adultos siguen dietas en las que faltan vitaminas básicas y minerales esenciales para un adecuado funcionamiento del cerebro, como por ejemplo el ácido fólico y el selenio; un complejo multivitamínico permite cubrir esas deficiencias. Recuerde que el funcionamiento subóptimo del cerebro debido a tales deficiencias suele ser algo sutil y pasar desapercibido; además, esas deficiencias no siempre se ponen de manifiesto en los análisis de sangre. La combinación de vitaminas y minerales que suele encontrarse en las fórmulas multivitamínicas puede ayudar a restaurar un funcionamiento intelectual óptimo, al mismo tiempo que eleva el estado de ánimo.
Tomar un complejo multivitamínico es absolutamente esencial para las personas mayores, que suelen necesitar más la ayuda de nutrientes que refuercen un cerebro envejecido. Los estudios demuestran que los ancianos que toman una variedad de vitaminas y minerales durante unos cuantos años seguidos, muestran una mejor función cognitiva y se siente mejor a medida que envejecen. Las vitaminas del grupo B son especialmente críticas para mantener los cerebros que envejecen y para prevenir la demencia y la depresión a edad avanzada. Una vez más, las sutiles diferencias, corregidas fácilmente con un complejo multivitamínico, pueden privar a los ancianos de un óptimo funcionamiento cerebral y hasta ayudarles a evitar una enfermedad cerebral, incluida la demencia senil.
2. Tome vitaminas antioxidantes
Habitualmente, no basta con tomar una pastilla de multivitaminas y minerales, ya que la mayoría de ellas no contienen, por ejemplo, cantidades suficientemente altas de vitamina E y vitamina C, poderosas protectoras del cerebro, por no hablar de los importantes ácido alfa lipoico y de la coenzima Q10. En algunos estudios, las personas que sólo tomaban vitaminas mostraron un declive de la función cognitiva con el paso de la edad, mientras que en las que ingerían altas dosis de antioxidantes individuales, como la vitamina E, no se observó tal declive. En un estudio reciente se encontró, en personas ancianas, que tomando pastillas individuales (Naturales) de vitamina E o vitamina C pudieron evitar que hubieran desarrollado la enfermedad de Alzheimer.
Según el doctor Lester Packer, de la Universidad de California, Berkeley, toda una autoridad en materia de antioxidantes, hay cuatro suplementos antioxidantes absolutamente esenciales: la vitamina E, la vitamina C, el ácido alfa lipoico y la coenzima Q10.
El doctor Packer también recomienda el gingko biloba y el Pycnogenol TM, como potentes protectores del cerebro. Aunque asegura que es mucho más inteligente tomar varios que uno solo, ya que ayudan a que el cuerpo las asimile mejor, y sus poderes protectores para el cerebro son mucho más fuertes cuando actúan juntos.
¿Los niños también tiene que tomar antioxidantes, además del complejo multivitamínico? Desde luego, afirma el doctor Packer. Para los niños, recomienda la mitad de la dosis adulta habitual. Después de todo, cuanto antes obtenga el cerebro las cantidades adecuadas de antioxidantes, menos daños producirán los radicales libres a lo largo de los años, lo que podría reflejarse en la vejez con pérdida de memoria, demencia senil e incluso Alzheimer. Los antioxidantes también pueden ayudar a evitar las enfermedades crónicas, como diabetes, obturación de las arterias y presión alta, que con el tiempo pueden provocar daños en el cerebro.
3. Coma alimentos con alto contenido en antioxidantes
Es decir, sobre todo frutas y verduras, cargadas con diversos antioxidantes, algunos de los cuales, probablemente, aún no se han identificado. Unos experimentos innovadores e interesantes realizados con animales en la Universidad Tufts han permitido hacerse una idea del poder que los alimentos llenos de antioxidantes tienen para el cerebro. Alimentar a los animales con frutas y verduras con alto contenido en antioxidantes, como arándanos, espinacas y fresas, ha permitido disminuir el deterioro del cerebro, acelerar las facultades mentales e incluso invertir las pérdidas de memoria y de capacidad de aprendizaje en los animales viejos. ¡Resulta desconcertante pensar que esas frutas y verduras tienen capacidad para rejuvenecer el cerebro!
Prácticamente, todas las frutas y verduras son ricas en antioxidantes. No es muy difícil tomar elevadas dosis de antioxidantes con modestas cantidades de frutas y verduras. Sólo tres ciruelas, una taza de arándanos y fresas y media taza de espinacas cocidas bastan para proporcionarle mucho más de lo que supone la ingestión diaria de antioxidantes recomendada por las autoridades.
Por lo general, la concentración más alta de antioxidantes se encuentra en las frutas y bayas de colores intensos y en las verduras de hoja verde. Comer bayas, cerezas, uvas, manzanas, prunas, pasas, en lugar o incluso junto con las habituales patatas fritas, puede suponer toda una diferencia para el poder intelectual y el bienestar emocional.
4. Beba té
Resulta difícil exagerar acerca de los fantásticos poderes de una bebida tan común y tan sencilla como el té para proteger de todo daño a las células, incluidas las cerebrales. Según ha dicho con frecuencia el doctor John Weisburger, famoso investigador científico, que ahora trabaja en la Fundación Americana de la Salud: “el té debería ser la bebida sana nacional”. Es una de las formas más fáciles y rápidas de llenar el cuerpo y el cerebro de antioxidantes. Sólo hay que poner una bolsita de té en una taza de agua hirviendo, dejarla en remojo durante cinco minutos y bebérselo. En un instante habrá tomado unas 1.200 unidades ORAC de antioxidantes, lo que supone aproximadamente de una tercera a una cuarta parte de las cantidades diarias recomendadas, según los investigadores de la Universidad de Tufts.
El té helado también vale; lo único que tiene que hacer es verterlo en un vaso con cubitos de hielo. En cuanto a los tés de hierbas, los tés comerciales embotellados o las mezclas de té en polvo, sepa, y este es importante, que de ellos no se obtienen cantidades significativas antioxidantes, como se ha establecido a partir de los análisis realizados en Tufts. El té tiene que hacerse con las verdaderas hojas de té, sueltas o en bolsitas. También puede utilizar té negro sencillo (sí,exactamente el que se encuentra en las estanterías de los supermercados, como Lipton´s, Twinings, o Bigelow), o bien el más exótico té verde asiático. Aunque el té verde ha recibido muchos elogios por sus sustancias químicas anti cancerígenos, lo cierto es que el té negro tiene mayor actividad antioxidante, siempre según las investigaciones hechas en Tufts. Así pues, no hay necesidad de acudir al té verde para obtener los beneficios del té.
Una sugerencia: sustituya al menos una de sus tazas habituales de café al día por una taza de té. Tome té helado en lugar de refrescos embotellados. Pida té helado en los restaurantes, después de preguntar si está recién hecho y de asegurarse de que se ha preparado con té de verdad.
5. Evite las grasas malas
Quizá haya conservado el buen cerebro con el que nació y echado a perder sus circuitos de comunicación alimentándolo con el tipo equivocado de grasa desde siempre, a lo largo de la infancia y la adolescencia, hasta la mediana edad y la vejez. El cerebro nunca puede funcionar de forma óptima siguiendo una dieta que contenga las grasas erróneas. Pocas personas se dan cuenta de lo críticos que son los ácidos grasos en el nivel molecular de las células cerebrales para fomentar una transmisión clara y rápida de los mensajes y la producción de energía que mantenga las células vivas y vitales. Probablemente, lo más peligroso para las células cerebrales, sea la grasa animal saturada, tan omnipresente en los alimentos de comida rápida, como las hamburguesas y los batidos.
En la actualidad ya nadie duda de que los animales alimentados con altos contenidos de grasa animal saturada son más estúpidos, su memoria está deteriorada y son menos capaces de aprender. Según otras investigaciones, la grasa animal distorsiona la configuración normal de las membranas celulares nerviosas, detiene el crecimiento de las sinapsis (cruces de comunicaciones nerviosas) y perturba la bioquímica de los neurotransmisores, los que transmiten los mensajes. Esa grasa también suele promover la “resistencia a la insulina “ a medida que uno se hace mayor, e incluso entre los jóvenes, lo que termina por producir un metabolismo anormal de la insulina y del azúcar en la sangre, de la que depende el cerebro como única fuente de energía.
Asimismo, demasiado aceite vegetal polinsaturado, como el de maíz (los llamados omega -6) es nocivo para las células, ya que puede provocar respuestas inflamatorias crónicas en el tejido cerebral que, en último término, se cree que provocan leves daños cerebrales, apoplejías y enfermedad de Alzheimer. Comer ácidos transgrasos como los que se utilizan en los alimentos procesados- la mayoría de las margarinas, donuts y las patatas fritas de los establecimientos de comida rápida- también puede acabar dañando los vasos sanguíneo lo que perjudicará la circulación de la sangre hacia el cerebro
6. Tome aceite de pescado del tipo omega-3, que obtendrá comiendo pescado y/o tomando suplementos
La grasa que más necesita el cerebro es la llamada omega-3, que se encuentra en el aceite de pescado. Se trata de la materia evolutiva que formó su cerebro, sin la cual, las células cerebrales no podrían funcionar a niveles óptimos. Los cerebros en desarrollo, en el útero, en la infancia y la niñez, son los que más aceite de pescado del tipo omega-3 necesitan para construir la mejor arquitectura neuronal y los circuitos bioquímicos. (*) Si no se obtiene suficiente omega-3 en los períodos iniciales del desarrollo, en fases posteriores de la vida puede que el CI disminuya. Los cerebros de las personas adultas tampoco pueden alcanzar todo su potencial cognitivo sin aportes adecuados de ácidos grasos omega-3. Se necesitan esas grasas para estimular el crecimiento de las dendritas y las sinapsis, los mecanismos neuronales para procesar los mensajes a lo largo del cerebro. Se ha demostrado que una fracción de aceite de pescado, llamada DHA, intensifica la potencia del cerebro, la memoria y la capacidad de aprendizaje y puede prevenir e incluso posiblemente tratar la enfermedad de Alzheimer.
La grasa omega-3 también permite que el cerebro se sienta bien. Es un intensificador del estado de ánimo, que previene y alivia la depresión aguda. También puede contribuir a evitar el daño cerebral producido por el alcoholismo y hasta prevenir y en algunos casos servir de tratamiento para la esquizofrenia. Los adolescentes y los adultos con trastorno de déficit de atención y dislexia pueden sufrir deficiencias de omega-3 que, una vez corregidas, permiten un mejor funcionamiento del cerebro.
Comer pescado graso un par de veces a la semana o 30 o 50 gramos al día, será suficiente para mantener felices a las células cerebrales. La alternativa consiste en tomar suplementos de aceite de pescado, especialmente los del tipo DHA.
7. Tome suplementos que refuercen el cerebro
A medida que se envejece, el cerebro puede necesitar un reforzante que contrarreste declives sutiles de memoria, debidos posiblemente a una caída de la actividad neurotransmisora o a un daño de las neuronas causado por enfermedad o por los ataques rutinarios de los radicales libres. Algunos suplementos que se pueden adquirir sin receta ayudan a rejuvenecer la actividad celular del cerebro. Uno de los favoritos es el gingko biloba, tomado por destacados investigadores del cerebro para mantener a raya la pérdida de memoria relacionada con la edad. Otro suplemento es la fosfatidilserina o PS, que tiene fama de estimular la producción de la cetilcolina, el neurotransmisor de la “memoria”, que puede disminuir a medida que se envejece. Vale la pena probarlos para prevenir o superar problemas de memoria a corto plazo, que, según los investigadores del cerebro, son algo normal del envejecimiento. Pueden funcionar o no, dependiendo de la naturaleza del problema y de las características bioquímicas de cada persona. Pero la gran ventaja de utilizarlos es que, a diferencia de los potentes medicamentos farmacéuticos que tienen graves efectos secundarios, los reforzadores del cerebro que se pueden obtener sin receta no tienen ningún efecto secundario o sólo efectos menores. No obstante, si sigue usted algún tratamiento o toma medicamentos, antes de tomar esos suplementos consulte con el médico, sobre todo para descartar cualquier interacción potencialmente peligrosa.
8. Vigile el azúcar, incluido el azúcar en la sangre
Comer demasiado azúcar y, desde luego, otros hidratos de carbono, no es lo mejor para los cerebros en ninguna etapa de la vida. Las sobrecargas de azúcar pueden terminar produciendo una “resistencia a la insulina” que dispara los niveles de azúcar en la sangre (glucosa), además de causar un daño permanente a las células cerebrales que acaba llevando a su mal funcionamiento y muerte. No obstante, como el cerebro funciona con la energía que se deriva principalmente de los hidratos de carbono, es esencial tener la cantidad correcta de azúcar en la sangre para que el cerebro pueda utilizar en cada instante la memoria, la capacidad de aprendizaje y sus otras funciones cognitivas. Los mejores hidratos de carbono para un funcionamiento óptimo del cerebro son los que se digieren con lentitud (Encontrará una lista en las páginas 158-160)
9. Limite las calorías y pierda peso
El exceso de peso no es nada bueno para su cerebro. Puede promover la resistencia a la insulina, la presión alta y, posiblemente, la diabetes, lo que conducirá a un deterioro de la memoria, una aceleración del envejecimiento y unos daños sutiles en las células cerebrales. La única forma segura de ralentizar el proceso de envejecimiento y rescatar al cerebro, así como a otros órganos, de un aumento de los daños provocados por los radicales libres es limitar las calorías.
10. Cuídese
Un enfoque más amable de la vida puede reducir el estrés mental crónico, que inunda inadecuadamente el cerebro de adrenalina y otras sustancias químicas que se activan con el estrés, lo que puede terminar por provocar daños en las neuronas. El ejercicio físico, como se ha venido demostrando y corroboran las nuevas investigaciones, mejora notablemente el flujo sanguíneo al cerebro e incluso refuerza la actividad mental de partes específicas de este órgano. Mantener los vasos sanguíneos libres de coágulos y daños es esencial para conservar el buen funcionamiento mental. Eso significa controlar la presión sanguínea, el colesterol del tipo malo y la toxina homocisteína en la sangre, todo lo cual promueve las apoplejías y la enfermedad de Alzheimer. También es muy importante que estimule su cerebro aprendiendo y haciendo cosas nuevas; esa clase de gimnasia mental estimula el crecimiento de nuevas conexiones de las células cerebrales, amplía la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Lo más importante que debe recordar es que cerebro está creciendo y cambiando a cada instante. Se desarrolla bien con el estímulo, el ejercicio, la educación, la dieta correcta y los suplementos vitamínicos. Nunca es demasiado pronto o demasiado tarde para decidirse a configurar el destino de su propio cerebro.
Escrito obtenido de: MÁXIMO RENDIMIENTO de Jean Carper - Ed.Urano
"Una adecuada alimentación puede mejorar el funcionamiento de tu cerebro"
TEXTO de Montserrat Urgellés Bosch